Hay una fotografía vieja en el librero, rostros que
una vez fueron conocidos y ahora se han perdido en el tiempo, la imagen borrada
con el correr de los atardeceres al igual que los recuerdos. Sus nombres ya no
existen y ahora solamente son dos desconocidos sonriendo eternamente.
-Mia, ¿te encuentras bien? - la pregunta llega detrás
de ella, con calma y duda, y aun así pintada en la constante alegría que lo
baña siempre.
-Lo estoy- murmura, rodeada de mentiras y los ojos
fijos en la simple fotografía. -Solo veía la fotografía- confiesa después de
largos minutos aun sin estar segura del todo.
- ¿Que fotografía? - pregunta y Mia sabe que por una
vez su voz no es más que duda genuina, despega su mirada miel con fuerza
de la imagen que le regresa una mirada que siente fue azul y otra miel
-Esta obviamente- afirma
-No hay ninguna fotografía ahí, Mia…- la respuesta le
hace girar deprisa... la imagen sigue en su mismo lugar, recargada con simpleza
en el librero, sostenida por una cinta amarillenta, con los márgenes arrugados
y los rostros que sonríen detenidos en el tiempo
-Esta ahí Theo... la fotografía de la parejas- dice más
seria de lo que quizá tiene sentido para una vieja imagen de dos personas
desconocidas.
Si tan solo fueran desconocidos...
Si tan solo Theo pudiera ver la imagen que le ha
estado llamando desde que llego.
Pero no lo hace y en su lugar tan solo le sonríe con
burla y sostiene con calma su mano
-Creo que quizá tomaste más tragos de lo debido, venga
los demás llegaron- dice obligándole a caminar con él hasta el patio donde las
risas y voces ya se amontonan unas sobre otras.
Sin embargo, a medio camino gira y sus ojos nuevamente
se topan con la imagen y por un momento es capaz de verlo...
Hay luces rojas y amarillas. La música suena en un
blues que tu mente no logra reconocer del todo, hay voces de fondo, murmullos
que se mezclan entre la música, la voz gruesa que canta y el humo de cigarrillo
que llena el salón.
El suave susurro de su voz llega a tus oídos cuando se
inclina más de lo debido sobre ti
-Sonríe amor- dice, arrastrando las palabras y
haciendo que tu corazón se detenga por un segundo.
Viste con un traje obscuro de tres piezas y sus ojos
azules brillan con una adoración que aún no eres capaz de comprender cuando te
mira fijamente. Sonríes, sintiendo como tus mejillas se pintan de rosa casi
rivalizando con tu labial rojo, llevas un vestido azul marino que cae suelto
hasta tus rodillas, los flecos rozando tus piernas cuando giras, los tirantes
cubriendo nada de tus hombros y el collar de perlas que te regalo hace unos
meses cuelga de tu cuello.
-Miren fijamente y no se muevan- dice el hombre detrás
de la gran cámara negra
-Cásate conmigo amor- murmura nuevamente, justo cuando
un gran flash hace brillar la sonrisa más grande que nunca has dado
-Si, Fa... -
-Fabián- murmura y al hacerlo siente que su corazón
late como si hubiese estado detenido por el tiempo
- ¿Mia? - es lo último que escucha, pero todo se
vuelve negro y lo único que logra ver son esos ojos azules que por mucho tiempo
la vieron con adoración.